jueves, 25 de enero de 2018

A grandes problemas grandes soluciones


Todos los que leéis este blog ya sabéis que llevo bastante tiempo, mucho tiempo, peleándome con mi peso y no consigo bajarlo lo suficiente. Este mes he vivido un nuevo episodio que me ha disgustado. Recapitulemos.



Tras haber dejado el running durante casi dos años, volví una vez me instalé en Brasil, a mediados de 2014. Pesaba bastante más que antes y padecía aquellos ataques de ansiedad, o pánico, que hacían caer mi nivel de azúcar, como os conté en Running y ataques de pánico, de modo que acabé acostumbrándome a consumir muchos dulces y bebidas azucaradas y llegué a 95 kilos de peso. Conseguía bajar a 89 o 90 cuando corría con frecuencia y al parar volvía a subir.



Tras varios análisis por mis bajadas de azúcar, una endocrinóloga detectó que era hipoglucémico. Me pasó una dieta que no pude seguir. Llevaba poco tiempo en Brasil y algunas de las comidas todavía me resultaban extrañas, como el caldo de frijol negro.

Posteriormente tras otra subida y bajada de peso volví al running más en serio, ya no me iba a quedar largos periodos parado y desde entonces no he parado de correr, normalmente unos dos días por semana, aunque la intensidad sí ha variado según la época.

Cuando comencé a entrenar con más frecuencia tuve un problema de rodilla y el doctor me dijo que debía hacer mejores estiramientos y perder peso, así que decidí ir a una nutricionista. Mi motivación era muy alta, pero la dieta que me pasó fue demasiado estricta, decía que mi peso ideal era 78 kg. Mientras que tuve tiempo me la preparaba en casa y conseguí bajar hasta 84 kg, unos 3 meses después comencé a trabajar mucho, no me podía preparar la comida y lo eché todo a perder. Por suerte, conseguí cambiar mis hábitos alimenticios, perdí la adicción al azúcar y ahora mi peso suele estar entre 85 y 87.

Ya entrenaba y participaba en carreras con frecuencia. Desde el momento en que alcancé un buen estado de forma y bajé mi peso, desaparecieron los bajones de azúcar. Aunque desafortunadamente comencé a tener dolor de espalda y pese a que no era la causa principal, el doctor también me recomendó perder algunos kilos.

Así han sido los últimos tres años, una lucha constante por mantener mi peso a raya, en la que, en realidad, he conseguido mejorar mis hábitos alimenticios y mi peso notablemente, pero mi índice de masa corporal es alto y sigo muy lejos de los 78 kg que decía la nutricionista.

El último episodio del que hablaba al principio está en mi colesterol. Aunque no es muy alto, está por encima de lo que debería y el doctor me ha mandado unas pastillas. Tener que tomar pastillas para bajar el colesterol me ha hecho sentirme derrotado. Especialmente ahora que estaba convencido de que comía mejor que antes. Para más inri, hoy me he pesado y estoy en 87 kg, cuando llevo 2 meses entrenando bastante. Así que a grandes problemas grandes soluciones.

Hacía tiempo que quería comenzar una serie de entradas con recetas para runners, pero no me acababa de decidir porque dedico mucho tiempo a otros proyectos. Pero esta vez, por mi salud y por el running voy a hacerlo porque además de daros ideas, me va a mantener motivado para crear más platos saludables que voy a poder compartir. Esta vez será la definitiva, mi peso y mi salud serán ideales en pocos meses.



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