jueves, 25 de enero de 2018

A grandes problemas grandes soluciones


Todos los que leéis este blog ya sabéis que llevo bastante tiempo, mucho tiempo, peleándome con mi peso y no consigo bajarlo lo suficiente. Este mes he vivido un nuevo episodio que me ha disgustado. Recapitulemos.



Tras haber dejado el running durante casi dos años, volví una vez me instalé en Brasil, a mediados de 2014. Pesaba bastante más que antes y padecía aquellos ataques de ansiedad, o pánico, que hacían caer mi nivel de azúcar, como os conté en Running y ataques de pánico, de modo que acabé acostumbrándome a consumir muchos dulces y bebidas azucaradas y llegué a 95 kilos de peso. Conseguía bajar a 89 o 90 cuando corría con frecuencia y al parar volvía a subir.