domingo, 31 de agosto de 2014

Running y ataques de pánico



Son bastantes los comentarios que he leído en foros acerca de corredores que padecen ataques de pánico, también llamados ataques de ansiedad, y seguro que también son muchos los que dejaron de correr porque empezaron a padecerlos.
Como no he encontrado muchos artículos dedicados al tema, me he propuesto escribir uno basado en lo que estoy leyendo y la experiencia personal que estoy viviendo con ello.


La mayoría comentan lo mismo que me está ocurriendo a mí. De repente, ya sea corriendo o caminando, un día comienzas a padecer algo que nunca te había ocurrido antes pese a que desarrollas esa actividad durante mucho tiempo. Los síntomas que todos padecemos son parecidos: molestias en la parte izquierda del pecho, corazón acelerado, ansiedad, respiración entrecortada y en algunos casos, mareos y hasta desmayos. Muchos vamos al médico, este nos envía al cardiólogo y no nos detectan nada, el problema es psicológico.

domingo, 24 de agosto de 2014

Volviendo a entrenar



Al igual que hace ya 4 años, vuelvo a empezar a entrenar partiendo desde 0, con la salvedad de que ahora cuento con la experiencia de la vez anterior. Como vivo en una ciudad nueva, Rio de Janeiro, con unas condiciones climáticas muy distintas a los otros países en los que he corrido anteriormente, todavía me tengo que adaptar a algunas cosas, como el mejor horario para salir y las temperaturas, entre otras.

He empezado a correr alrededor del estadio de Engenhão. No conozco las distancias ni tengo ningún pulsómetro, por lo que mi único referente es el cronómetro. Las dos primeras semanas que he salido a correr he acabado destrozado corriendo apenas media hora y necesitando varios días para recuperarme, lo cual es más que normal, me sobran varios kilos y tengo que desarrollar más musculatura. Ayer conseguí correr 40 minutos a buen ritmo, y además, a 35 grados, casi sufro un desmayo cuando caminaba de vuelta a casa. Pero hoy ya me siento completamente recuperado.
Voy a comenzar con 2 días de carrera suave, unos 25 minutos o media hora, y cada sábado una tirada más larga que intentaré ir aumentando 5 o 10 minutos cada semana partiendo desde 40 y con el objetivo de llegar a una hora. El resto lo irá marcando la posibilidad de ir participando en diferentes carreras, la motivación, mi estado físico…


domingo, 17 de agosto de 2014

Renaciendo (II)



Tras el susto del ataque de pánico que os conté en la última entrada, he retomado los entrenamientos. Ya me encuentro mucho mejor y estoy tomando una medicación que me ha hecho recuperar la confianza. Así que, al ataque. 

Como os prometí, en esta entrada os voy a revelar cuáles son esos objetivos que me han llevado a pasar de haber caído, una vez más, en el sedentarismo, a recuperar la motivación a niveles máximos.

La suerte de haberme mudado a una ciudad tan grande y exótica como Rio de Janeiro en la que he descubierto que hay muchas carreras por lugares muy diferentes: de montaña, de playa, de carretera…, y muchas modalidades, me hizo plantearme volver a tener el nivel suficiente para participar en una media maratón y, sobre todo, participar en la Corrida da Ponte, que es una carrera que pasa por el puente de Rio-Niteroi, el más largo de Latinoamérica y el séptimo del mundo (llegó a ser el segundo), 13 km de puente sobre el mar, que une las ciudades de Rio de Janeiro y Niteroi, y que es, además, un puente con mucha historia, construido en los años 70.    

El placer de hacer una carrera en un puente tan largo en el que se corre sobre el mar, es una sensación que estoy deseando experimentar. Para inscribirse hace falta demostrar haber participado anteriormente en una media maratón y haberla terminado. Lamentablemente, este año ha sido cancelada. 

No estoy seguro de si hay una cada año o cada dos, pero sí tengo claro que voy a estar preparándome y compitiendo con esfuerzo hasta que llegue el día en que pueda realizarla, y será un momento que recordaré el resto de mi vida. 

domingo, 10 de agosto de 2014

Una piedra en el camino



Como os comentaba en la entrada anterior, estoy empezando a entrenar con mucha energía para ponerme en forma lo antes posible y poder competir, pero una vez más me he vuelto a encontrar con una piedra en el camino. 

Hace una semana, iba caminando por la calle hacia un centro comercial.  Salí de casa paseando tranquilamente, horas antes había salido a correr, pero me sentía con mucha energía. A medida que iba caminando comencé a sentirme más y más cansado, al cabo de un rato, mi cuerpo parecía exhausto. “Tomaré algo de comer cuando llegue al centro comercial”, pensé. Pero llegó un punto en el que estaba demasiado alejado de casa como para volver y muy lejos aún del lugar al que quería llegar. Padecía una sensación muy extraña, como si el lugar al que tenía que llegar estuviese cada vez más lejos. Comencé a ponerme muy nervioso y, de repente, me di cuenta de que mi corazón latía muy rápido, mi brazos temblaban y estaba completamente mareado y sin reflejos. Intenté correr en dirección hacia algún bar para tomar algo que me ayudase a recuperarme, pero no iba a llegar, no podía más, me iba a caer al suelo. Por suerte, vi a dos chicos que estaban trabajando en un taller, me acerqué y sujetándome a la puerta comencé a pedir ayuda. El primero de ellos se me acercó y se le puso cara de pánico al ver la palidez de mi rostro. Fue corriendo a traerme algo de agua mientras su compañero venía a ver qué me pasaba. Me puse en cuclillas, estaba a punto de perder el conocimiento. Por suerte, el otro volvió rápidamente, me dio el agua y conseguí recuperarme hasta que pude coger un taxi y volver a casa.

Había sido un ataque de pánico. No era la primera vez que padecía uno. El primero fue en el trabajo, hace 6 meses, pero desde que lo dejé (por recomendación del médico) no había vuelto a tener ninguno de esa intensidad y jamás me había ocurrido estando solo y en la calle.
Esta semana ha sido una pesadilla. Evidentemente no he podido salir a correr. Me daba dolor de cabeza solo de pensar que tendría que salir a la calle. Me daba miedo salir, coger el autobús, cualquier cosa. Parecía que estaba perdiendo el control, todo se tornó paranoico, estaba aterrado ante la posibilidad de quedarme solo y sufrir otro ataque. 

Durante la semana he ido enfrentándome a este miedo poco a poco, hasta percibir cierta mejoría. Hoy, al fin, he podido visitar al médico y me ha puesto una medicación. Ahora solo queda ver cómo voy a reaccionar con ella y de qué modo me va a afectar como corredor. Tengo miedo de que me deje excesivamente relajado o, incluso, adormilado. De todos modos, sea como sea, me tengo que recuperar lo antes posible para seguir con los objetivos que me había propuesto y que aún no os he contado.